Léxico literario de Luis Sepúlveda

Léxico literario de Luis Sepúlveda,

tomado de su libro

Un viejo que leía novelas de amor


 

ayahuasca.

(Del quichua aya 'muerto' y huasca 'cuerda').

1. f. Ec. y Perú. Liana de la selva de cuyas hojas se prepara un brebaje de efectos alucinógenos, empleado por chamanes con fines curativos. «Con lianas y bejucos fabricó dos jaulas de tejido cerrado, y al tenerlas listas buscó plantas de (a)yahuasca».

 

bejuco.

(De or. caribe).

1. m. Planta sarmentosa y trepadora, propia de regiones tropicales.

2. m. Ciertas enredaderas o plantas trepadoras. «Con lianas y bejucos fabricó dos jaulas de tejido cerrado, y al tenerlas listas buscó plantas de (a)yahuasca».



 

callana.

(Del quechua kallana, tostadora).

1. f. Am. Mer. Escoria metalífera que puede beneficiarse.

2. f. Am. Mer. Crisol para ensayar metales.

3. f. Chile y Perú. Vasija de barro para tostar granos.

4. f. Chile. Reloj de bolsillo muy grande.

5. f. Chile. Mancha callosa que se dice tienen en las nalgas los descendientes de negros o zambos. «Bajaba las comidas con café cerrero tostado en una callana de fierro y molido a piedra, el que endulzaba con panela y fortalecía con unos chorritos de Frontera».

 

depredar.

(Del lat. depraedāri).

1. tr. Robar, saquear con violencia y destrozo.

2. tr. Dicho de un animal: Cazar a otros de distinta especie para su subsistencia. «Tanto los colonos como los buscadores de oro cometían toda clase de errores estúpidos en la selva. La depredaban sin consideración, y esto conseguía que algunas bestias se volvieran feroces».

 

embelesar.

(De en- y belesa).

1. tr. Suspender, arrebatar, cautivar los sentidos. U. t. c. prnl. «El cura enfatizaba sus palabras acariciando el gastado empaste. Antonio José Bolívar lo miraba embelesado, sintiendo la comezón de la envidia».

 

explanada.

(Del lat. explanāta, allanada).

1. f. Espacio de terreno allanado.

2. f. Llano de dimensiones reducidas.

3. f. Mil. Declive que se continúa desde el camino cubierto hacia la campaña.

4. f. Mil. Parte más elevada de la muralla, sobre el límite de la cual se levantan las almenas.

5. f. Mil. Pavimento de fábrica o armazón de fuertes largueros, sobre los cuales se monta y resbala la cureña de una batería.

 

funámbulo, la.

(Del lat. funambŭlus, que anda sobre una cuerda).

1. m. y f. Acróbata que realiza ejercicios sobre la cuerda floja o el alambre.

2. m. y f. Persona que sabe actuar con habilidad, especialmente en la vida social y política. «Los textos de historia le parecieron un corolario de mentiras. ¿Cómo era posible que esos señoritos pálidos, con guantes hasta los codos y apretados calzones de funámbulo, fueran capaces de ganar batallas?».

 

gaznate.

(Etim. disc.).

1. m. garguero.

2. m. Fruta de sartén en forma de gaznate.

3. m. Méx. Dulce hecho de piña o de coco.

 

guacamayo.

(Del taíno huacamayo).

1. m. Ave de América, especie de papagayo, del tamaño de la gallina, con el pico blanco por encima, negro por debajo, las sienes blancas, el cuerpo rojo sanguíneo, el pecho variado de azul y verde, las plumas grandes exteriores de las alas muy azules, los encuentros amarillos, y la cola muy larga y roja, con las plumas de los lados azules. «De pronto asumía el volumen de un papagayo, pasaba a ser un bagre guacamayo saltando con la boca abierta y se tragaba la luna, y al caer al agua lo hacía con la brutalidad de una quebrantahuesos desplomándose sobre un hombre».



 

lodo.

(Del lat. lutum, barro).

1. m. Mezcla de tierra y agua, especialmente la que resulta de las lluvias en el suelo. «El alcalde, furioso, se hincó y trató de apartar porciones de lodo con las manos».

 

patacón.

(De pataca).

1. m. Moneda de plata, de peso de una onza, y cortada con tijeras.

2. m. Col., C. Rica, Ec., Pan. y Ven. tostón (rodaja de plátano). «El alcalde ordenó a su mujer servirles café y patacones de banano verde, en tanto él repartía cartuchos para las escopetas».

 

pernoctar.

(Del lat. pernoctāre).

1. intr. Pasar la noche en determinado lugar, especialmente fuera del propio domicilio. «El dentista le presentó a la única persona capaz de ayudarle en sus propósitos, la maestra de escuela, y consiguió también que el viejo pudiera pernoctar en el recinto escolar, una enorme habitación de cañas provistas de cocina, a cambio de ayudar en las tareas domésticas y en la confección de un herbario».

 

latrocinio.

(Del lat. latrocinĭum).

1. m. Acción propia de un ladrón o de quien defrauda a alguien gravemente. «Era una biografía de san Francisco que revisó furtivamente, sintiendo que al hacerlo cometía un latrocinio deleznable».

 

mecer.

(Del lat. miscēre, mezclar).

1. tr. Menear y mover un líquido para que se mezcle o incorpore.

2. tr. Mover algo compasadamente de un lado a otro sin que mude de lugar, como la cuna de los niños. U. t. c. prnl.

3. tr. Perú. Postergar reiterada y engañosamente el cumplimiento de un compromiso u obligación. «Bastaba verlos con los bucles bien cuidados, mecidos por el viento, para darse cuenta de que aquellos tipos no eran capaces de matar una mosca».

 

premunir.

(Del francés prémunir).

1. tr. Am. Proveer de algo como prevención o cautela para algún fin. U. t. c. prnl. «Cuando las lluvias amainaron y la selva se pobló de animales nuevos, abandonó la choza y, premunido de la escopeta, varios metros de cuerda y el machete convenientemente afilado, se adentró en el monte».

 

talego.

(De talega).

1. m. Saco largo y estrecho, de lienzo basto o de lona, que sirve para guardar o llevar algo.

2. m. coloq. Persona poco esbelta y muy ancha de cintura.

3. m. vulg. cárcel (de presos).

4. m. vulg. Billete de 1000 pesetas.

5. m. germ. calza (prenda que cubría las piernas). «Para matar las horas de 29 canícula sacó un viejo libro de su talego e intentó leer hasta que la voluntad del sopor fuese mayor que la suya».

 

tirria.

(De or. onomat.).

1. f. coloq. Manía, odio u ojeriza hacia algo o alguien. «Vengo a decirle que tenga cuidado. La Babosa le agarró tirria».

 

tucán.

(Voz de los indígenas del Brasil).

1. m. Ave americana trepadora, de unos tres decímetros de longitud, sin contar el pico, que es arqueado, muy grueso y casi tan largo como el cuerpo, con cabeza pequeña, alas cortas, cola larga, y plumaje negro en general y de colores vivos, comúnmente anaranjado y escarlata en el cuello y el pecho. Se domestica fácilmente. «Meció el tronco hasta que cayeron dos frutos de pulpa fragante, y se encaminó hasta la región de los loros, papagayos y tucanes».










Luis Sepúlveda
(1949-2020)

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